¿Cómo te definirías tú, cómo una persona realista o cómo un soñador? ¿Cómo alguien que vive con los pies en la tierra o cómo alguien que vive volando con las alas de la imaginación? A lo largo de mi vida, creo que me he encontrado en ambas, pero no solo yo, sino me atrevo a suponer que todos hemos experimentado ambos casos.
Recordemos nuestra niñez. ¡Qué etapa tan increíble! ¿Cómo olvidar que una caja de cartón se convertía en el más veloz auto de carreras, que aunque chocara una y otra vez atravesando valles, montañas, desiertos e incluso mares, siempre llegaba a la meta anhelada? ¿Cómo no dejar de suspirar cuando recordamos a una muñeca de plástico transformándose en la más bella princesa que espera con ansia que su príncipe azul le rescate de las garras de un dinosaurio, que incluso es más pequeño en tamaño que la princesa, pero que para la niña que juega es el monstruo más grande y peligroso sobre la tierra? ¿Cómo olvidar las historias tan increíbles que a diario se creaban en torno de algo "real", pero que el poder de la imaginación infantil transformaba en algo que iba mucho más allá de la realidad?
La realidad habla de certezas, de aspectos objetivos, de aquellas cosas que podemos ver y tocar; en cambio los sueños hablan de utopías, de aspectos subjetivos, de aquellas cosas que no podemos aun ver ni tocar.
A los ojos de unos, la caja de cartón y la muñeca de plástico eran reales, pero a los ojos de otros, era un cartón que se transformaba en acero y era plástico que se transformaba en carne y hueso. Aquellas personas que ven más allá de lo que los demás ven, se les llama soñadores.
Para algunas personas esa etapa de soñadores se queda en la niñez y con la niñez muere su "mundo de los sueños", para dar paso al "mundo real". ¡Y hay de aquel que no viva según la realidad!, pues el vivir fuera de realidad realmente puede tomarse como una locura. Incluso llamamos "locas" a aquellas personas que están viviendo "fuera de la realidad" ¿Pero la realidad de quien o quienes? Pues de nuestra realidad. Pero debemos admitir que tanto los que llamamos "locos", como los niños, en un sentido nos aventajan en mucho, pues ellos son más transparentes y libres que nosotros, pues no solo están abiertos a ambos mundos (real e imaginario), sino que no les importa el qué dirán, ni la crítica que les hagan a sus sueños, ellos solamente lo viven.
Si tomamos en serio las palabras de Jesús, cuando dice: "el reino de los cielos es de quienes son como niños"*, entonces consideraremos más seriamente la importancia de soñar y echar a volar la imaginación, como ellos lo hacen. Jesús mismo lo llevaba a cabo cuando relataba sus parábolas, en las cuales, utilizando personajes y lugares imaginarios, transmitía un mensaje tan poderoso, que transformaba la realidad de las personas. Echó a volar la imaginación de los fariseos con la historia del padre que recibe al hijo pródigo aun con la inconformidad del hijo mayor, que les representaba a ellos ¿y todo para qué?, para mostrarles que su realidad estaba llena de un egoísmo que les había cegado, pero que Dios aun les amaba y quería que ellos también entraran a gozarse con Él en compañía de su hermano.
El escritor de Hebreos, en el capítulo 11, enumera hombres y mujeres que nosotros hemos llamados "héroes de la fe", que prefiero llamarlos "héroes de los sueños", pues la fe, al igual que los sueños, tienen que ver con aquellas cosas que no se ven pero creemos que existen o pueden existir. Este autor dice que ellos siempre estuvieron mirando su sueño "de lejos, creyéndolo, saludándolo y confesándolo" pues anhelaban algo que iba mucho más allá de la realidad que ellos vivían, y por ello "Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos"*
¡Qué dicha saber que soñar NO es malo, y mucho menos motivo de vergüenza! ¡Qué bueno conocer que Dios no se avergüenza de aquellos que soñamos con que las cosas cambien! ¡Qué alegría arriesgarse a creer que nuestra realidad puede ser transformada!
Reconozco que las Escuelas son instituciones que tratan de ayudar al ser humano a ser y vivir mejor, pero también advierto que son ellas, las que lejos de incentivar la imaginación de las nuevas generaciones para que transformen su entorno, han mutilado la parte soñadora que Dios nos ha regalado. Ahora, muchas Escuelas son como una fábrica que tienen como fin "preparar" a las futuras generaciones para que encaren la realidad que les toqué vivir, pero sin imaginación, sin sueños, sin fe. Ahora lo importante no es estudiar aquello que te guste, sino aquellas especializaciones en las cuales el "mundo real" te necesita.
Pero creo que el mundo real, para ser transformado, no solo necesita un tornillo para que funcione su maquinaria, sino necesita soñadores como el apóstol Pablo, Martin Luther King, Gandhi, Teresa de Calcuta, entre muchos otros, que teniendo a Dios como motor, soñaron que el pecador se puede volver santo, que el negro puede ser igual que el blanco, que el asiático como el europeo necesitan un territorio donde vivir, que el pobre al igual que el rico tiene el derecho de comer y ser amado… que el cartón puede transformarse en acero inoxidable y que el plástico puede transformarse en carne.
Seamos personas que se atrevan a soñar que su sueño, se puede volver una hermosa realidad.
"… no se puede vivir por certezas, sino por visiones, por riesgos y pasiones" **
"Semper apud Deus"
H.Balmori
* Mt.18:3
** Hebreos 11:16
*** Alves, Rubem. Del Paraíso al Desierto. Reflexiones Autobiográficas. Brasil