martes, 17 de febrero de 2009

¿Hijo o perro?

Este domingo compartí en la Iglesia, este día era algo especial por ser 15 de febrero, pensaba que tenía que compartir algo sobre el amor, y en efecto hable sobre el amor, pero también quería algo original, por eso aproveche que dos días antes había recibido una clase sobre Cantar de los Cantares, dónde el maestro había utilizado videos de artistas como Reily (amor del bueno), Sin Bandera (entra a mi vida), Il Divo (Isabelle), y otros cantantes que en las letras interpretadas expresaban muchos de los sentimientos contenidos en este libro poético. Sin embargo buscando otros videos que pudieran ser atractivos me acordé me encontré con los Caifanes y su canción “nubes”, canción que en la letra dice algo así como “Pensarás que soy un perro, que en el cerebro tengo moquillo, que ladro y que no muerdo…” y me dije que romántico es esto.


Es gracias a esta letra que recordé la parábola de Mt. 15:21-28, la mujer cananea y Jesucristo, allí se habla de “perrillos”, y por lo general se le atribuye a la mujer una gran persistencia para hacer que Jesús hiciera el milagro a su hija. Jesús le contesta “¡Mujer, qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que quieres.” En esta parábola Jesucristo dice “No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros” en otras versiones dice “perrillos”. Hasta aquí me pregunté si Jesús no había sido descortés o falto de misericordia, porqué decirle perro a una mujer que sólo quería que su hija fuera sanada, era tal vez que “No fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.” Creo que el texto de Ef. 2:6 -10 me ayudó a contestar a este interrogante “Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales,7 para mostrar en los tiempos venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre nosotros en Cristo Jesús.8 Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios,9 no por obras, para que nadie se *jacte.10 Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.” El versículo 6 nos dice que Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales, por eso creo que Jesús contestó así a la mujer cananea, el Cristo ya nos veía sentados con Él en las regiones celestiales, pero o sólo a los judíos sino a todos los que creyeren a en Él, en este sentido sí me parece bien que “no está bien quitarles el pan a los hijos y echárselos a los perros” Pero ahora me surgía otra pregunta más, me decía si ¿cómo hijo de Dios, me encontraba sentado en los lugares celestiales con Cristo Jesús? O tal vez estaba como perro esperando las migajas que caen de la mesa del amo. Creo que debemos cuidar la posición que tenemos como hijos de Dios, y vivir de acuerdo a ella.


Aún más, creo que si alguna vez nos hemos sentido como perros o vivimos como perros, eso no se compara con la humillación que sufrió Jesús en la cruz. ¡Dios los bendiga!

3 comentarios:

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  2. Interesante, a veces olvidamos lo que Pablo nos dice en Efesios 2:19 "Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios" y por cuanto hemos creido en El, nos dio potestad de ser sus hijos, y como Hijos tenemos que vivir.

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  3. Es verdad que cuando conocemos a Dios y rendimos nuestra vida a él, podemos acceder y adquirir esa dignidad de "hijos de Dios", así que dejamos de ser esclavos del pecado o "perrillos" para ser libres y tornarnos hijos de Dios y herederos suyos. Como dice la Biblia en Jn 8:35 "y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre". Ser hijos de Dios tiene privilegios, tiene derechos y claro que también obligaciones, las cuales dice su Palabra que NO son gravosas (1Jn 5:3). Lo que nos toca como hijos es permanecer, ser fieles y crecer, pues bien dice Pablo en Gálatas 4:1, que "entre tanto que el heredero es niño en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo". Y tenemos esta preciosa promesa de Dios: "Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo" (Gál. 4:7).
    Si es así, entonces creámosle a Dios, vivamos con la dignidad de HIJOS, en la libertad a la que nos llamó, y crezcamos dando esos frutos!

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