domingo, 3 de mayo de 2009

LA PASCUA Y LOS PANES SIN LEVADURA


La Pascua (term.derv. del heb. Pesach, de <<pasar de>>,) fue instituida en Egipto con el fin de conmemorar la liberación de los israelitas, la muerte de los primogénitos de la tierra de Egipto, y el hecho de que Dios <<pasó por alto>> las moradas de los israelitas que habían sido marcadas con la sangre del cordero. La fiesta comenzaba el día catorce del mes de Abib (Nisán), en nuestro calendario este representa abril. En esta fiesta se daba muerte a un cordero o a un cabrito, que se comía asado con panes sin levadura y con hierbas amargas.

Estos tres elementos representan: a nuestro Señor Jesucristo por medio del cordero; los sufrimientos de la esclavitud en Egipto a través de las hierbas amargas; y la pureza se encuentra en el pan sin levadura.

La ausencia de levadura, significa la pureza que Dios demanda de su servidores, este significado ha perdurado a través de los años, por eso en el Nuevo Testamento también se nos advierte refiriéndose a la levadura como un ingrediente que podría llegar a degradar nuestra palabra, enseñanza, vida, iglesia, testimonio, obediencia, memoria, como ejemplos encontramos los siguientes pasajes bíblicos en los que Jesús se refiere las doctrinas perniciosas (fariseos y saduceos) en Mt. 16:11 y Mr. 8:15, en otra parte de la Escritura Pablo nos habla igualmente de la levadura vista como maldad cuando ésta incide sobre la moral y la libertad 1Co. 5:6-8 y Gá. 5:9.

Hoy ante esta llamada de atención que hemos recibido, deberíamos empezar a reflexionar acerca de la misericordia de Jesús para con nosotros, me pregunto cuántas cosas ha <<pasado de>> nosotros y aún así nos amó y liberó de nuestras aflicciones por el pecado. No olvidemos de ese primer encuentro con Dios y saquemos de nuestra vida, casa y congregación aquella levadura, que podría hacernos quedar fuera de la gracia de Dios.


Salmos 119:129-136 (Nueva Versión Internacional)

Pe

129 Tus estatutos son maravillosos;
por eso los obedezco.
130 La exposición de tus palabras nos da luz,
y da entendimiento al *sencillo.
131 Jadeante abro la boca
porque ansío tus mandamientos.
132 Vuélvete a mí, y tenme compasión
como haces siempre con los que aman tu nombre.
133 Guía mis pasos conforme a tu promesa;
no dejes que me domine la iniquidad.
134 Líbrame de la opresión humana,
pues quiero obedecer tus preceptos.
135 Haz brillar tu rostro sobre tu siervo;
enséñame tus decretos.
136 Ríos de lágrimas brotan de mis ojos,
porque tu ley no se obedece.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nos interesa tu opinión, escríbenos a llamadodedios@gmail.com